Por Lina Echeverri | Para MDZ
No existe un día en que los directores de marketing no piensen en cómo fortalecer su estrategia para cautivar nuevos clientes. Frente a los desafíos que nos deja una pandemia que aún no finaliza, seducir al comprador dejó de ser un objetivo para convertirse en una obsesión. Cada cierre comercial es un espacio de grandes descubrimientos, nuevas lecciones y nuevos mensajes que concluyen en aceptar que estamos en un mercado impredecible. Cada vez tenemos más acceso a un gran volumen de información y al mismo tiempo, estamos viviendo el momento de mayor desconocimiento hacia la audiencia.
En el siglo XXI reconoceremos que la audiencia se caracterizará por ser 5 D:
- Distraída por la saturación de información falsa y verdadera
- Dispersa por la saturación de marcas que lo motiva a fragmentar sus compras
- Distintas por la variedad de segmentos que emergen
- Decididas en la compra cuando confían en las recomendaciones
- Digitales por su familiaridad con los medios online
Los nuevos mercados y compradores que se dibujan en este contexto convocan una nueva forma de pensar que la transformación digital es una transformación humana, que invita a que comprendamos la venta como una relación de beneficios entre humanos, no una transacción. Y es ente punto donde el cliente está agotado de sentirse en el olvido de las marcas, marginado ante la ausencia de servicio, confundido por un exceso de marketing poco útil, que lo impulsa a buscar el anonimato.
Lo único que demanda el cliente es atención. Solo quiere acceder a productos a través de medios ágiles, procesos simplificados y minimalistas, buscando que le solucionen un problema. Un cliente humano, que espera que el trato de la marca y la empresa esté en ese mismo nivel de encuentro más empático. El futuro del marketing está en la empatía, como parte del propósito misional de la estrategia en la empresa. Y es la empatía la que ayudará a los directores de marketing a que la estrategia construya acciones pertinentes y relevantes en la vida del cliente, con significado.
Un marketing empático es una filosofía corporativa, porque el mercado valorará aquellas marcas reales, honestas y colaboradoras. Las empresas tendrán convertir sus departamentos de marketing en departamentos de tecnología y derivar acciones que ubiquen al ser humano en el centro de la estrategia, que exige una tecnología humanizada integrada a un marketing empático, que crea conexiones sociales.
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