Cuando el marketing te toca el alma

By Lina Echeverri | @linaec

Confieso que cuando estudiaba economía la asignatura que más me apasionaba era finanzas. Era una gran admiradora de mis profesores de finanzas y cada vez más me convencía de que ese era mi proyecto de vida profesional hasta que comencé a estudiar una maestría. Hoy me pregunto: ¿qué tenía de encantador esa disciplina? pues la pasión con la que enseñaban los profesores, la aplicabilidad de sus técnicas y el análisis tan valioso que no encontraba en otras asignaturas. Es como si esos profesores aplicaran una estrategia de marketing para enseñar. Muy diferente sucedía con las asignaturas de marketing. No encontraba mayor atractividad porque los profesores en su momento replicaban libros en clase. Era una asignatura que le daban un enfoque excesivamente teórico, tanto en pregrado como posgrado.

Por situaciones inesperadas, ya siendo profesora en el campo de la economía, una jefe me obligó a dirigir un grupo de investigación en marketing en el año 2001. Yo me sentí frustrada porque no encontraba interés en esta disciplina. Cuando descubrí que un gran número de estudiantes se inscribían motivados a conocer más de esta disciplina, empecé a estudiarlo a profundidad y me enamoré sin remedio del marketing. Con los años entendí que el problema no era la asignatura sino la labor del profesor, dado que una de nuestras tareas es conquistar a los estudiantes y mostrarles cómo el marketing puede transformar positivamente la vida de las personas y las empresas.

Pasé de ser profesora de microeconomía a ser profesora de marketing. Comprendí la relevancia de la microeconomía, sus teorías de la oferta y la demanda, y cómo me fundamentaron en mi transición a la enseñanza del marketing. El marketing me obligó a un auto descubrimiento, a pensar en crear experiencias hacia mis estudiantes y graduados, a aplicar las relaciones públicas como fuente de networking de largo plazo y lo más emocionante a conectarme con el ser antes del hacer.

Soy una abanderada de que el marketing dejó de ser un área funcional para convertirse en el centro del negocio. Estoy convencida que todas las disciplinas deberían incorporar en sus planes de estudio el abordaje del marketing. Porque el marketing es el escenario para crear valor extraordinario, donde la tecnología, las comunicaciones, la economía y la sociedad convergen frente a los cambios de los patrones de consumo y la hipercompetencia global.

Mi compromiso hoy y siempre ha sido el de cautivar a los estudiantes a través de un marketing auténtico, asertivo y orientado a la agilidad en la toma de decisiones. No replico libros, los motivo a leer sobre referentes que han dado grandes aportes a la disciplina para que desarrollen pensamiento estratégico y curiosidad intelectual. Y en especial, llevarlos a entender el valor del marketing como disciplina y afición a través del conocimiento de las buenas y malas prácticas empresariales.

Mi labor no termina aquí. Ahora que lidero desde la Universidad del Rosario una de las maestrías en marketing más significativas en mi vida profesional estoy convencida que hay que promover el aprendizaje de un marketing articulado al liderazgo. Un marketing humanizado, lleno de narrativa motivada por la inspiración propia del liderazgo. Mi reto ahora es formar a una nueva generación de magísteres en marketing con conocimientos pertinentes, aplicados y generadores de nuevas experiencias para un entorno de incertidumbre permanente. Líderes inspiradores y creadores de valor para la empresa, la sociedad y lo más importante para su vida personal.

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