Por Lina Echeverri
«Ser profesional» se quedó en el olvido. La presión por ser competitivo no significa subestimar el trabajo de otras personas. Ser competitivo no es antónimo de ser profesional. Al contrario, ambos conceptos son incluyentes. Procuro por ir al rescate del profesionalismo especialmente en estos días de cierre comercial, transiciones laborales, ansiedad por resultados y expectativas por cambios trascendentales.
Siempre recomiendo a mis estudiantes que cuando ocupen una nueva posición, ayuden al profesional saliente a retirarse con dignidad, no criticar su labor ni sus acciones, darle cierre con sabiduría. Porque esta persona que hoy se retira tuvo retos complejos, tomó decisiones y se enfrentó a territorios hostiles. Quien llega nuevo a una organización en los próximos días y años estará viviendo la misma situación y corriendo los mismos o nuevos desafíos y enfrentando también riesgos en un entorno complejo.
Quien abandona un cargo no es nuestro enemigo, es una persona saliente que por múltiples razones está viviendo un duelo y claramente ha establecido lazos con personas de la organización que mantendrá en el tiempo. Evite la persecución hacia quienes son leales al profesional que se retira, dedique tiempo para conocer la cultura organizacional, acercarse a su nuevo equipo y con información pertinente tome decisiones.
Sugiero crear un plan de comunicación interna, donde se informe con respeto que el profesional que se retira es por motivos laborales o personales. No hay que destruir la reputación de quien se va, ayude en el cierre del vínculo que tenía ese profesional con la empresa, sin tomarlo personal.
Evite criticar la labor del profesional saliente, estemos de acuerdo o no, es imprudente entrar a evaluar un pasado en el que no estuvimos y menos utilizar comentarios como: “todo está mal aquí” o “No entiendo cómo operaban”. Esa arrogancia corporativa destruye el ambiente de un equipo que está a la expectativa del nuevo miembro, esperando soluciones para no sentirse abrumado por la ausencia de profesionalismo de quien recién se incorpora.
Invito a recuperar la humanidad y ser profesional, en pensamiento y acción. Quien se retira por diferentes motivos no es nuestro problema, centremos la atención en la necesidad inmediata que tiene la organización, trabajemos en la búsqueda de victorias tempranas que expongan nuestro talento, mostremos resultados propios y auténticos y no culpemos los problemas del presente sobre la cabeza oprimida del fantasma de quien se ha ido.
Seamos profesionales, no solo al ocupar una nueva posición, sino en el trabajo colaborativo, cambiemos el verbo impresionar por ayudar. Quienes cooperan en una organización siempre se van a destacar, no en su afán de protagonismo, sino porque procurarán no perder nunca su vocación de servicio a los demás.
Si es ascendido a un cargo, no se obsesione con el poder, porque es tentador para perder el profesionalismo. Mantenga la humildad y la cercanía a la realidad, no se aleje de aquellos que le ayudaron a crecer. Y si abandona la organización, sea profesional también, no queda bien destruir la organización para la cual trabajó, no se puede desconocer las experiencias sembradas y la huella que la organización como el empleado dejaron en su evolución.
No existe la prosperidad sobre la destrucción ajena.