Por Lina Echeverri
El talento valioso siempre descubrirá nuevos caminos. Sabrá enfrentarse a desafíos y barreras porque logrará renovar sus acciones sin arrepentirse. El talento valioso se caracteriza por ser responsable, con iniciativa, honesto en su trabajo y leal con la organización. Tiene inteligencia colaborativa, es propositivo y es gestor de buen ambiente en la empresa. Generalmente tiene liderazgo adaptativo y se gana la confianza de sus jefes y compañeros. Por eso cuando se retira de la organización se siente el vacío que deja porque siempre una huella intangible en las personas que lo rodean.
Aprenderá a reconocer cuándo debe permanecer y cuándo debe partir. Entenderá que siempre hay ciclos, que no existe la eternidad laboral y que las decisiones tomadas no siempre tienen una explicación clara.
El talento valioso reflexionará que lo mejor es desprenderse de lazos invisibles y llevarse el cariño de quienes apreciaron su aporte al crecimiento de la organización.
No existe la inmunidad para ningún profesional, nadie es imprescindible, sin embargo, si el talento valioso se retira de la empresa no hay que rechazarlo, al contrario hay que abrirle nuevamente la puerta en un futuro. Debemos ser más positivos cuando un buen profesional se retira, hablar bien de su trabajo y de los resultados que aportó enriquecerá la imagen de la empresa, será de gran ayuda en la transformación del vínculo con el empleado saliente y evitará la destrucción del mismo.
No podemos desperdiciar un buen talento madurado que a su regreso valora y enriquece nuevamente a la organización.
Algunas organizaciones dan ejemplo de retener y recuperar el talento valioso. Un buen empleado que se retira no es el enemigo de la empresa, al contrario, motiva a cultivar relaciones futuras porque si se da la oportunidad de que regrese, agregará valor de manera exponencial. Hay que eliminar el castigo social hacia empleados que nos abandonan y crear políticas innecesarias para evitar su regreso.
El talento valioso siempre se fortalecerá, madurará y reconocerá dónde y cuándo aportará crecimiento a las organizaciones. Si elige pensar en su propio bienestar, eso le ayudará a ser un mejor profesional. De nada sirve retener a personas que no aportan y al contrario destruyen valor en el ambiente de las organizaciones.